El poema clásico de Myra Brooks Welch, “El toque de la mano del maestro,” cuenta de un viejo violín que estaba siendo rematado ante una multitud desconsiderada.
Estaba estropeado y con rasguños, y el rematador no esperaba gran cosa por el mismo. Empezó con una oferta muy baja. “¡Un dólar, un dólar, entonces dos! ¿Sólo dos?
De repente, de la parte de atrás del salón, un hombre de canas se levantó y se acercó a la plataforma. Tomando el viejo violín en sus manos y ajustando las cuerdas sueltas, empezó a tocar. Era una melodía de pureza y dulzura angelical.
La multitud quedó encantada por las cadencias quejumbrosas del estropeado y viejo instrumento.
Cuando se reinició el remate, el viejo violín se vendió ese día por tres mil dólares.
El poema continúa: “Y a más de un hombre con su vida desafinada, / y estropeado y desajustado por el temor, / se lo remata barato a la multitud desconsiderada.”
¿Ha visto a una de esas personas recientemente? Cuando usted vea a alguien, sea colega, colaborador o subalterno todo estropeado y desajustado, no se aleje. Alcáncelo y bríndele un espacio de tiempo!!!
Eso también me hizo recordar que busqué la palabra “consuelo” en un diccionario y encontré como definición “algo que genera un estado de bienestar o proporciona libertad contra el dolor y la ansiedad”. Tomar la iniciativa para apoyar a los colaboradores en problemas quiere decir prepararnos y capacitarnos para estar listos para señalar alternativas de consuelo y técnicas de pensamiento positivo.
Quiere decir darles los métodos de búsqueda de soluciones a los Pensamientos Negativos Automáticos (PE.N.A).
Las personas que no entienden la verdadera fuente de consolación, tratan de escapar de su dolor. Buscan placeres, cosas materiales o drogas y alcohol para que les calmen.
Pero reconociendo, inspirando, soltando y re alineando (R.I.S.A) puede ofrecer un alivio de la aplastante presión de la angustia y traer alegría en los tiempos de aflicción.
Comments