Hace algunos años pregunté a un contratista que supervisaba a un grupo de demoledores, si contrataba hombres altamente capacitados para derribar el edificio. Me dijo que “En realidad, no”; “Simplemente necesito colaboradores fuertes, que puedan derribar en pocos días algo que llevó años en construir.” Comparé como la reputación, para destruirla nunca se necesita más tiempo de la que se necesitó para construirla.
¿Qué factores determinan que tu reputación sea sólida o débil? Muchas veces, las personas hacen tales evaluaciones basadas en las apariencias y el razonamiento simple, en vez de hacerlo basadas en el conocimiento del carácter de colaborador y sus circunstancias.
Por ejemplo, podrías tener un colaborador o cliente de personalidad atrayente, pero que ante una crisis se desmorona solo y podría afectar la imagen del área/empresa. En contraste, a lo mejor tienes un colaborador de un sector considerado menos importante por el resto de las personas, pero tiene cimientos sólidos ante la crisis.
El punto es que no podemos juzgar la fortaleza o la debilidad de una persona basándonos en factores externos, existe mejores métodos de evaluación que debemos utilizar, apoyándonos en expertos que ya han pasado por estas situaciones de evaluación.
Por otro lado, algunos líderes pueden manipular a la gente, pero los líderes correctos traen la convicción genuina a un colaborador para que realice su labor de forma positiva.
Para asegurar la reputación, un líder debe formar otros líderes, para continuar con el legado, un buen líder escoge animar a los colaboradores antes de la crítica destructiva, y no después.
Si eres líder identifica al colaborador que está a punto de enfrentar un desencanto o reto potencial, edifícalo de antemano con una palabra preparatoria de aliento.
Una palabra de aliento dicha antes de un desencanto puede impedir que este último suceda y destruya rápidamente el edificio de la reputación que costo años levantar.
Excelente