Hace algunos años, al durante una cena en Inglaterra, un conocido actor de teatro y cine deleitó a los invitados declamando textos de Shakespeare y otros autores.
Lo curioso es que, después de que lo aplaudieron y el ego del actor apareció, se ofreció para declamar otros textos que los participantes quisieran; entonces un señor grande preguntó al actor si podría recitar el conocido Salmo 23 del rey David.
El actor, emocionado dijo " Sí claro, lo recitaré con la condición de que después lo recite usted señor".
El público silenció, a tal punto que un cuchillo podía cortar el silencio de la sala, luego el señor accedió y el actor como era de esperarse, hizo una excelente interpretación con una dicción perfecta: "El Señor es mi pastor, nada me falta..."
Al terminar todos los invitados, aplaudieron...
Después llegó el turno al señor, sin embargo, cuando recitaba el Salmo, la voz se le cortaba sin una buena entonación y corrían lágrimas por sus mejillas, que le acompañaron hasta terminar el Salmo. Sin embargo, no hubo aplausos, sólo un profundo silencio y el inicio de lágrimas de ciertas personas...
El actor se mantuvo en silencio durante unos instantes mientras que el señor se sentaba y después de unos segundos se levantó el actor y dijo a todos los invitados: "Señoras y señores, espero que ustedes se hayan dado cuenta de lo que ha sucedido aquí. Yo como actor conocía el Salmo 23 de memoria y he recitado el texto sin errores, pero este señor, además de recitarlo, conoce al Pastor."
Los invitados en la cena, entre los que se encontraban directores de cine y de teatro, afirmaron que: hay grandes actores que recitan un texto, aprendido de memoria, pero que no han llegado al corazón de las personas; son lectores de palabras y textos, pero no de los sentimientos que ellas encierran y transmiten.
Conclusión:
Querido amigo, antes de ofrecer un servicio/producto, debes conocerlo bien , sentirlo, amarlo si es posible, para que cuando lo presentes a tus clientes, puedas compartir una pasión que contagia y cautiva !!! como el señor de la historia.
Comments