Es normal experimentar ansiedad ocasional, por ejemplo, cuando nos enfrentamos a una reunión de alto riesgo, un cliente estresado o un conflicto con algún stake holder.
Sin embargo, sentirte ansioso puede hacerte más vigilante y alerta, comprometido y productivo, pero también puede exacerbar tus pensamientos negativos.
Para recuperar el control de tu monólogo interno, hay 3 estrategias que podrías probar:
1ro. Toma nota de cualquier señal física: un estómago revuelto, palmas de las manos sudorosas o fosas nasales dilatadas. Cuando experimentes estos síntomas, desvía tu atención del factor estresante. Por ejemplo: Una técnica podría ser hacer un problema matemático difícil en tu mente.
2do. Identifica la "trampa de pensamiento" en la que estás cayendo. Por ejemplo: ¿Estás catastrofando (palabra difícil de pronunciar que quiere decir: Imaginando el peor resultado posible)? ¿Lees la mente (es decir, imaginas lo que otros podrían pensar) o piensas en blanco y negro (es decir, consideras solo 2 resultados posibles)? Nombrar convierte la vaga amenaza en algo concreto y te ayuda a recuperar el poder, al darte cuenta de que lo has encontrado antes y has sobrevivido.
3ro. Separa tus incertidumbres de los hechos, es decir, considera qué historias te cuentas sobre la situación y si hay otros ángulos a considerar. Y piensa en lo que le dirías a otra persona si se enfrentara al mismo escenario, y siguiera tus propios consejos.
Estas estrategias te ayudarán a pasar de la autocrítica a la autocompasión, dándote más energía para concentrarte en lo que es importante. Y si te preocupa un trastorno de ansiedad, consulta con un profesional médico para un posible diagnóstico y tratamiento. Éxitos!!!
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