Todos sabemos lo que es que alguien a quien queremos o admiramos nos decepcione. Esposos, esposas, hijos o padres a veces nos fallan. Nuestros héroes tropiezan. Nuestros líderes titubean. Eso puede ser devastador y dañar nuestras relaciones personales, porque ponemos altas expectativas en nuestros seres queridos. A veces nos olvidamos que son personas quebrantadas tal como nosotros.
Si de vez en cuando somos como vasijas rotas, tal vez nosotros necesitamos extender lo mismo a otros, incluso cuando nos decepcionan.
Cualquier titular acusador hacia alguna persona en un medio de comunicación seguramente llamaría la atención, y de hecho me llamó la atención. La historia que lo acompañaba contaba de un hombre acusado injustamente. Su nombre era el cardenal Joseph Bernardin de Chicago, un prelado acusado de abuso sexual por un ex feligrés unos 20 años después de que hubiera ocurrido el presunto incidente. Creo que la historia apareció por primera vez en CNN cuando Steven Cook se presentó en un especial sobre abuso sexual por parte del clero. Cook fue diagnosticado con SIDA cuando hizo su acusación, y rápidamente se convirtió en el tipo de noticia sensacional del que se alimentan los medios de comunicación.
Un hombre posiblemente elegible para convertirse en Papa había "caído en desgracia", según los informes. Solo unos meses después surgió la verdad real. Steven Cook "recordó" el abuso después de ser hipnotizado por un gurú y de alguna manera, a través de la sugerencia, Bernardin estuvo implicado. Bajo la presión de los plazos y el sensacionalismo de la historia, no se realizó una investigación exhaustiva antes de que se transmitieran las acusaciones.
Finalmente, Cook se retractó de su declaración, diciendo que se había equivocado, que Bernardin nunca lo había lastimado. Pero incluso antes de que lo hiciera, este cardenal había comenzado a perdonar a su acusador. Admitió que se sentía enojado. Frustrado. Incluso indefenso. Pero esto no le impidió perdonar a Steven Cook.
Posteriormente, CNN le ofreció al Cardenal 15 minutos de tiempo en el aire para limpiar su nombre, pero el daño ya estaba hecho. El cardenal Bernardin, un hombre cuya vida estuvo marcada por el servicio, moriría con una sombra persistente en su vida y ministerio. ¿Ha sido acusado injustamente? ¿Podrías entregar tu ira y frustración como lo hizo este hombre y perdonar a tu acusador?
La parte más difícil de perdonar a otra persona es actuar como si la ofensa nunca hubiera ocurrido. Pero eso es todo lo que significa perdonar a alguien?.
El desafío está en restaurar relaciones personales al nivel que se disfrutaban antes de que la ofensa tuviera lugar. Es una cosa decir: “Te perdono,” pero es otra cosa actuar como si los efectos de la ofensa hubieran quedado borrados definitivamente.
En este tiempo de aislamiento social ya no podemos andar por la vida sin que otros nos lastimen, así que debemos aprender a perdonar y que mejor si es a nuestros propios familiares. Incluso más, debemos practicar demostrando nuestro perdón por nuestros actos y comportamientos diarios, buscando oportunidades para hacer ambas cosas. Éxitos!!!
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