Los nativos en los EEUU tenían una práctica para entrenar a jóvenes guerreros, en la noche cuando el muchacho cumplía 13 años, le vendaban los ojos y lo llevaban a varios kilómetros para que pasara la noche solo en un bosque denso y peligroso.
Cuando le quitaban la venda, ¡probablemente estaba aterrado El Niño! Con cada rama que sonaba, inevitablemente podría visualizar a un animal salvaje listo para saltar sobre él. Después de muchas horas solo y con miedo, rompía el amanecer y los primeros rayos de sol se dejaban ver.
Era sólo entonces cuando el muchacho reconocía a la figura de un hombre estando a pocos metros a la distancia, armado con arco y flecha.
Era su padre.
Había estado allí toda la noche protegiéndolo.
El Padre siempre está cuidando así a un joven para entrenarlo en la vida.
Y en las organizaciones un líder se da a conocer mediante la voz paternal de aliento como un amigo. Como colaborador reconoce que tu lider está a tu lado en lo más negro de la noche o en el día más difícil. Confía en su presencia y su cuidado.
No estás solo enfrentando retos del día a día. Esta el espíritu de padre siempre presente.
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