Muchos niños luchan por no dormir, suplicando que se los deje estar levantados un poco más, en tanto que muchos adultos con ansia cuentan las horas hasta poder irse a la cama.
Cuando el sueño no viene a los cansados, el simple consejo de contar ovejas puede mantener nuestras mentes ocupadas e impedir la ansiedad, pero contar criaturas lanudas no siempre conduce al sueño.
Sabemos que el sueño es relajante, hace descansar, y olvidar. Hacemos una pausa en nuestro hacer y nos quedamos quietos. Estamos creados para que necesitemos el sueño y nuestra necesidad de sueño, junto con nuestra necesidad de comida y agua, nos recuerda nuestra fragilidad y debilidad como personas.
Todos tenemos momentos de debilidad, pero los comportamientos crónicos y destructivos pueden ser difíciles de cambiar, incluso cuando eres consciente de sus consecuencias. Nuestros comportamientos más destructivos, como arrebatos de ira, congelación en momentos de alto riesgo o control excesivo bajo estrés, a menudo se basan en experiencias traumáticas anteriores, y descubrir sus orígenes puede ayudar. Intenta recordar escenas de tus primeros años, generalmente entre las edades de 5 y 20 años, cuando el comportamiento comenzó a aparecer. Escribe lo que sucedió y cómo se aprendió el comportamiento. Luego pregúntate qué necesidad está cumpliendo tu comportamiento. Por lo general, es un intento de resolver una experiencia dolorosa. Luego, elige una nueva narrativa sobre cómo pueden satisfacer tus necesidades otros comportamientos alternativos. A veces necesitarás un Coach experimentado para esta última fase, pero puedes comenzar escribiendo lo que crees que debe ser una nueva narrativa. Este trabajo no es fácil, y lleva tiempo, pero te ayudará a vivir una vida mucho más gratificante, y los colaboradores que lideres estarán especialmente agradecidos. Éxitos!!!
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